Los límites del lenguaje son los límites de mi mundo.
Ludwig Wittgenstein fue un filósofo que estudió cómo el lenguaje afecta a nuestra percepción del mundo. Llegó a la conclusión de que si algo no lo podemos expresar no lo podemos conocer, que el lenguaje, con sus imperfecciones, sus sesgos, su insuficiencia, representa el límite de nuestro conocimiento.
Supongo que esta limitación es lo que hace más importante crear historias. Al escribir escenarios imaginados estamos explorando los límites de la realidad, merodeando sus fronteras, buscando resquicios por los que fisgonear que hay más allá.
Así que inventemos palabras, inventemos conceptos, inventemos historias, inventemos realidades. El primer paso para mejorarla es imaginarla.