De pequeño escuché una vez que los toros veían en blanco y negro. No es cierto, los toros, como muchos otros mamíferos, son dicrómatas, tienen dos receptores diferentes del color en sus ojos, así que más que ver en blanco y negro son algo así como daltónicos.
Los seres humanos somos tricrómatas, tenemos tres receptores diferentes en los ojos, y distinguimos un abanico de colores más amplio que los toros. Pero muchas veces nos comportamos, mentalmente, como monocrómatas, como si fuéramos solo capaces de distinguir un color, un grupo de ideas.
Para entender la realidad necesitamos diferentes tipos de receptores mentales, que nos ayuden a distinguir la variedad del mundo que hay ahí fuera: un receptor para las relaciones humanas, uno para las desigualdades, otro para percibir el arte, otro para apreciar el silencio, uno, muy importante, para distinguir las ineptitudes y las gilipolleces...