Cuando un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, gases ambos a temperatura ambiente, se unen aparece un nuevo elemento, el agua, tan mágico, tan importante para la vida. El todo es diferente a la suma de las partes.
A riesgo de volverme algo cursi, las palabras también consiguen esta magia. El efecto que se consigue combinando con maestría las palabras "aprender", "diecinueve" y "noches" es inesperado:
"...tardé, en aprender
A olvidarla, diecinueve días
Y quinientas noches"
Por no hablar de lo que no puede hacer nadie más que Joaquín Sabina: que la palabra "Torrelodones" suene elegante, majestuosa, en una canción de amor.
"Y, fui, tan torero,
Por los callejones
Del juego y el vino,
Que, ayer, el portero,
Me echó del casino
De Torrelodones."
Grande Sabina...