lunes, 14 de noviembre de 2011

Evolución Cruel

Es contra intuitivo que un proceso basado en mutaciones aleatorias, ciegas, sin propósito, puedan llegar a producir maravillas como el ojo o el cerebro. Pero para contrarrestar a los que se sirven de este argumento con el fin de defender posturas proclives al “Diseño Inteligente” hay que recordar que la evolución también llega a resultados torpes, cutres y hasta crueles.
 
Por ejemplo, pájaros que no vuelan: gallinas, pingüinos, pavos… ¿Experimentos fallidos? ¿Prototipos de seres voladores que no llegaron a levantar un palmo del suelo? Si hay un “Ser Inteligente” este indicio me lleva a sospechar que el susodicho es español, o cuanto menos oriundo.
Las ratas, por otra parte, sufren la condena de tener que roer algo continuamente ya que sus dientes no paran de crecer. De no hacerlo podrían llegar al cielo de su boca y perforarlo hasta alcanzar el cerebro. Sólo a un “Ser” tan “Inteligente” como Anibal Lecter se le podría haber ocurrido un diseño tan sensato.
La evolución ha planteado un sistema de incentivos realmente convincente para las hembras de los hurones. Cuando están en celo tienen que copular con un macho como sea, su vida está en ello. Literalmente, porque si no lo logran morirán. Lo que no sé es si realmente mueren muchas, espero que los hurones machos estén a la altura y les correspondan debidamente, con amor, eso sí.
Y hablando ya de experiencias personales, si el parto en el ser humano ha sido diseñado por un Ser Inteligente, entonces estamos hablando de un sádico hijo de puta sin el más nimio rastro de bondad. Todavía me traumatiza el recuerdo del nacimiento de mis dos hijos, y eso que yo sólo fui testigo de la escabechina.
Podríamos hablar también de la explotación laboral que sufren las abejas, la aburrida reproducción asexuada de algunas especies o la aberración de los pies con juanetes. Pero no hay más que mirar la cara del Pez Gorrón para darse cuenta de que si todo esto no es fruto del azar es que ese Dios que mueve los hilos o es un chapuzas o es un pedazo de cabrón sin sentimientos.

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