Una de los puntos fuertes de las películas de Tarantino son las conversaciones triviales de sus protagonistas. Normalmente se trata de delincuentes de gatillo fácil, que unas escenas después van a participar en sangrientos tiroteos, pero se convierten en personajes cercanos a través de sus discusiones sobre temas cotidianos.
Aquí la conversación sobre si dar o no dar propina a los camareros, mientras desayunan en un bar antes de atracar una joyeria (Reservoir Dogs):
O este otra gran conversación entre John Travolta y Samuel L. Jackson mientras conducen (diferencias entre Estados Unidos y Europa):
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