Por accidente he encontrado esta entrada de blog que cuenta una disparatada historia sobre el origen de la
expresión "El coño de la Bernarda", según la cual una especie de
curandera de un pueblo de Granada obra milagros cuando le tocan su aquél. Después
de muerta la desentierran y encuentran su aparato genital incorrupto y con
plena capacidad milagrosa.
Esta historia sólo la encuentro en algunos blogs, lo que la convierte en seria candidata a ser un bulo
intencionado o una leyenda urbana, sobre todo teniendo en cuenta que sitúa la acción en
un pueblo que no encuentro, Artefa. Pero qué pena que no sea cierta. Existen otras versiones más verosímiles, como que la Bernarda era una prostituta que ofrecía sus
servicios a un Tercio de Regulares, pero no hay color, lo de genitales como
relicario no tiene precio.
De todas formas, tenemos material suficiente con otras
reliquias de la historia de la Iglesia Católica de las que si hay pruebas. El “SantoPrepucio” sin ir más lejos.
Jesús nació judío, y como tal probablemente fue circuncidado.
En su momento el calendario litúrgico llegó a incluir la celebración de este
acto y durante la Edad Media circularon hasta 14 versiones distintas
del prepucio del Hijo de Dios, repartidas por Francia, Inglaterra, España, Italia… El tema daba
hasta para discusiones teológicas, por la vital duda de si Nuestro Señor
Jesucristo ascendió a los cielos con o sin su genital capucha. Y hasta dicen los mal pensados que una
tal Santa Catalina de Siena tuvo una visión mística según la cual Jesús se
casaba con ella y le ponía el prepucio como anillo. Romántico, ¿verdad?
El fetichismo de la Iglesia llega a producir escalofríos, o más bien arcadas.
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