Cuando los biógrafos tratan de desentrañar su historia ya es
tarde. La realidad, la ambigüedad y las leyendas se entremezclan: es el
candidato perfecto para ser aquel músico que una medianoche, en un solitario
cruce de carreteras vende su alma al Diablo, a cambio de poder interpretar
cualquier cosa con su guitarra.
jueves, 30 de agosto de 2012
Almas y Blues
En 1938 un músico de 27 años, Robert Johnson, muere en
Greenwood, Missisipi. Hay quién dice que envenenado por el marido de una mujer
con la que estaba flirteando. Era un músico itinerante que iba de pueblo en
pueblo por el sur de Estados Unidos tocando en las calles y pequeños locales,
pero durante los dos años anteriores a su muerte grabó un puñado de canciones
que dos décadas después servirían de inspiración a una nueva generación de músicos:
Eric Clapton, Keith Richards…
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