sábado, 22 de septiembre de 2012

Nosotros y nuestras circunstancias

Un conductor de tanques ruso escribe a su madre: “Tus oraciones me están protegiendo durante las batallas, ya que he salido ileso en 4 ó 5 ocasiones en las que hemos cruzado campos minados y muchos otros tanques fueron destrozados, incluso en una ocasión un depósito explotó y mató al comandante y al artillero, pero a mí no me pasó nada. Uno se vuelve aquí fatalista y extremamente supersticioso a la vez. Me atrae la sangre, me alegro cada vez que un alemán muere.”


Testimonio recogido en el libro “The Second World War”, the Antony Beevor.

Beevor: “La Segunda Guerra Mundial fue tan descomunal, tan grande, que afectó a la vida de casi todo el mundo, y la envergadura de la experiencia humana es casi infinita”, señala. “Vivimos en una sociedad posmilitar, en un ambiente seguro, y por eso no es sorprendente que aquellos que no puedan imaginar lo que significa el totalitarismo bélico se muestren intrigados. Muchos se preguntan si hubiesen sido capaces de sobrevivir a un sufrimiento de esas dimensiones, físico y psicológico. También pueden preguntarse si hubiesen tenido el valor de rechazar matar a prisioneros o a civiles. La clave está en que vivimos en una sociedad en la que no se toman ese tipo de decisiones trascendentales y la esencia del drama es la elección”.

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