lunes, 1 de abril de 2013

Percebes y pegotes

Ser amigo de un reconocido contrabandista es algo que nos puede pasar a cualquiera. Tú eres un alto cargo en un gobierno autonómico, o estatal, y te invitan a pasar unos días en el yate del amigo de un amigo, y luego resulta que, coño, que haces buenas migas, que congenias, que te ríes con los mismos chistes. En fin, luego el contrabandista en cuestión acaba en la cárcel por drogas, a ti te eligen presidente... Vamos, que como decía, a cualquiera nos puede pasar.
Con lo que sí hay que tener más cuidado es con las fotos que los periódicos puedan sacar cuando se descubra. Lo de dejarse esos pegotes de crema bronceadora en la espalda no es de recibo, que la posteridad tiene estas cosas.

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