Un guionista que se precie vería un agujero en la traición de Judas:
“Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes 15 y les dijo: «¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?
Ellos le asignaron treinta piezas de plata».j 16 Desde entonces buscaba oportunidad para entregarlo.”
San Marcos 14.10-11
Claramente Judas se presenta a los sacerdotes con la intención de traicionar a Jesus, lo de las 30 monedas de plata es secundario. Así que los evangelistas no revelan verdaderamente el motivo por el que le quiso traicionar. ¿Dinero?, ¿Poder?, ¿Envidia?, ¿Celos?... Celos…
A ver, que soy ateo, y lo de la Biblia hay que tomárselo como lo que es, como un cuento torpemente hilvanado que se utiliza como burdo instrumento para la manipulación de la gente. Pero reconozcamos su valor histórico, e incluso literario. Este libro es todo un culebrón en el que el mismo Dios muestra una mala ostia de cuidado, muchos de sus protagonistas matan u ordenan matar, ponen cuernos, son exiliados…
Volviendo a la traición de Judas, 30 monedas de plata no pueden ser el verdadero motivo, el motivo pudieron ser los celos. Esa María Magdalena, que se muere por los huesos del Maestro, ese Judas enamorado hasta las cejas de María… Claramente una razón mucho más creíble para traicionar a un tipo tan majo como Jesus.
En fin, Judas Iscariote, ese malo necesario en cualquier historia, que da tanto juego, hasta para los chistes:
“... Jesus que estornuda y manda toda la coca a mandar por culo, y Judas salta: ´Joder, ¿hay pa matarlo, o no hay pa matarlo?”
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