La idea es bastante simple, pero podría ser efectiva. En lugar de poner paneles solares encima de tu tejado, el tejado es en sí mismo un panel solar. Si la tecnología avanza en esta dirección, por qué no, todas las superficies que nos rodean podrían tener la capacidad de capturar y almacenar energía solar: desde las paredes de los edificios hasta las aceras y las calzadas, desde atractivas esculturas distribuidas estratégicamente por las ciudades hasta las camisetas que nos ponemos. Incluso el perro que paseamos por el parque podría tener una dinamo que captura electricidad para ver la tele luego en casa.Ya puestos, el zurullo que recogemos en la bolsita podría ser aprovechado por un artilugio para convertirlo en un puñado de voltios.
miércoles, 22 de marzo de 2017
Camisetas solares y perros-dinamo para pasear por el parque que cagan voltios
Elon Musk, el millonario visionario que quiere enviar a los seres humanos a Marte, anunció el año pasado un nuevo tipo de paneles solares que podrían revolucionar este mercado.
domingo, 5 de marzo de 2017
Filtros
No hago muchas fotos, debería hacer más, creo.
Esto es algo relativo, claro, todos nosotros hacemos muchísimas más fotos que antes debido a que nuestros teléfonos están equipados con unas cámaras bastante sofisticadas que nos permiten improvisar y captar cualquier momento: el plato que estamos comiendo con unos amigos, unas hojas en el suelo, unas sombras, o los consabidos selfies.
Todo esto es nuevo, es consecuencia de la tecnología que tenemos ahora en nuestras manos. Antes no se nos hubiera ocurrido hacerle una foto a la Mahou a medio beber que tenemos encima de la mesa, porque entre el carrete y el revelado te costaba un ojo de la cara, además que con todas las semanas entre hacer la instatanea, el momento de ir a la tienda a entregar el carrete y el tiempo que tardaban en darte las fotos se te hubiera olvidado que le hiciste una foto a una botella.
Pero vamos, que todo esto me parece muy bien. Cuantas más fotos mejor, aunque sean bastante tontas. O cuanto más tontas, casi mejor. Porque nos ayudan a recordar hasta los momentos más triviales.
Repasar fotos de hace años es algo cojonudo, lo normal, a no ser que hagan referencia un acontecimiento especialmente negativo, es que te ayuden rememorar todo lo positivo de aquel momento, como si todo hubiera sido fantástico, saltándose todo lo soso, lo monótono, a pesar de que la realidad en su momento hubiera sido un 80% de aburrimiento. Es como si las fotos fueran capaces de producir un concentrado de vivencias, un chupito de sensaciones, un latigazo de emociones.
Y ya si le pones un filtro, de esos que Instagram ha hecho famosos, ya es la repera. La foto puede que sea de hace dos horas, pero una capa de tonos amarillentos, como replicando los colores cutres de las fotos de los años setenta, le da un tono épico que te hace olvidar que te has pasado la mañana aburrido como una ostra esperando en el ambulatorio, que te da tal subidón que te crees Robert Capa haciendo fotos a milicianos en la Batalla de Teruel. Y encima la publicas y tu "foto a una farola", que así es como la has titulado, recibe los likes de docenas de tus amigos, que se ve que tenían tiempo de mirar las fotos que los amigos van haciendo por ahí a las farolas.
Pero, repito, sarcasmos aparte, todo esto me parece cojonudo. La vida pasa muy deprisa, demasiado, y nuestra memoria es una autentica porquería. Se nos olvidan muchas cosas, pero muchas. Y la vida no es un "continum" de vivencias, es más bien una serie "discreta" de acontecimientos (entiéndanse el ángulo matemático de estos términos). Saltamos de acontecimiento "A" a acontecimiento "B" sin recordar muy bien como coño pasamos de "A" a "B". Así es como funciona nuestra memoria, por lo menos la mía. Y cuantas más fotos, mas acontecimientos para rememorar, y más sensaciones positivas que disfrutar. Así que, conciudadanos, hagamos fotos sin ton ni son, a las farolas, a las botellas de cerveza, a las palomas, a los amigos, a la familia, a las nubes, a los árboles, a la taza del water si hace falta, y publiquémoslas, lancemos a los cuatro vientos que estamos tomando un pincho con unos amigos en el bar de la esquina, que le has hecho una foto a la sombra que la papelera de al lado de casa de tu madre está formando sobre el irregular empedrado de la acera, gracias a la inestimable colaboración del retraso del ayuntamiento de turno en repararlo, captemos todos esos momentos que de otra manera acabarían desapercibidos, ignorados, borrados de la existencia.
Fotografiad, fotografiad, Malditos!
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