lunes, 20 de enero de 2020

El peligro de rezar demasiado

A partir de 1315 el mal clima generó varios periodos de hambrunas. Para colmo, la Peste Negra apareció por aquellas fechas, provocando entre unas cosas y otras un descenso considerable de la población en Europa. Una Europa en la que la omnipresente Iglesia Católica (u Ortodoxa, según la zona) controlaba la vida espiritual de todos.
Así que todos a rezar, para ver si llueve, o deja de llover, o que la enfermedad se aleje. Pero, reza que te reza, la cosa no cambia, será que no hay cobertura, y esta actitud de “Dios pone, Dios quita”, con su consecuente dejadez, probablemente tampoco contribuyó a que nada mejorara.
Consecuencia: que mucha gente empezó a cuestionarse si estas cosas de iglesias, con estos procedimientos tan poco efectivos, tenían su aquel. Un cambio de percepción que para algunos historiadores fue el germen de los movimientos que unos 150 años después provocarían cismas en la Iglesia y cambios en las estructuras sociales.

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