La reacción de muchas personas ante las imágenes de los estantes vacíos de los supermercados es de indignación, y acusan a todos los individuos que han osado acabar con esos productos de egoístas e insolidarios.
Pero no nos damos cuenta de que todos y cada uno de nosotros hemos contribuido a acabar con esas existencias, sin asignarnos ese “egoísmo” o “insolidaridad” a nosotros mismos. No, los cabrones son los otros…
La razón de no considerarnos “egoístas” o “insolidarios” es que no lo somos, pero tampoco la gran mayoría de la “masa”. La inmensa mayoría de las personas se han comportado de forma cívica y han comprado lo que es necesario para sus hogares, sin abusar. Muchos podrán echarme en cara videos de comportamientos aberrantes pero son excepciones.
Algunos productos se están acabando pero principalmente porque todos vamos al mismo tiempo a comprarlos. No por egoísmo, no por insolidaridad. Es por pura estadística. Es por nuestra incapacidad de distinguir entre el comportamiento de un individuo y el comportamiento de la “masa”. Son cosas diferentes.
Cuando estudiaba economía me explicaron la falacia de pensar que lo que es bueno para uno tiene que ser bueno para todos. El ejemplo era ahorrar. Que una persona consiga ahorrar dinero para él y su familia es bueno, ya que les prepara para futuros imprevistos o prepararse para el invertir en activos especialmente caros, como una casa. Y en principio puede ahorrar todo lo que quiera, es cosa suya cuanto tiempo quiere diferir el disfrute de su dinero. Pero si todo el mundo ahorra en exceso es malo para la economía, ya que si la gente no gasta las empresas no tienen ingresos, no contratan más personas, no producen más. Un comportamiento razonable y en principio beneficioso para un individuo no tiene porque ser bueno para el conjunto, para la masa.
Algo parecido sucede con la situación actual. El simple hecho de comprar una caja de huevos para un solo individuo es razonable, pero hacerlo todos a la vez deja sin existencias a los supermercados. La forma de solucionarlo es crear nuevas normas para gestionar este incremento de tráfico, algo así como que los que nacieron en meses impares pueden ir los lunes al supermercado, los que nacieron en meses pares pueden ir los martes. Pero estas normas, aunque pueden surgir de forma espontánea en algunos casos, tienen que ser diseñadas por los gobiernos, que para eso están.
Pero no acusemos a toda la gente de insolidaridad, porque no es cierto. La mayor parte de la gente se está comportando de una forma muy cívica (al menos por ahora).
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