Los perros adoptaron hace decenas de miles de años una estrategia evolutiva basada en lo monos que son cuando son unos cachorritos. No hay una única explicación para nada en la vida y, además de las caritas de pitiminí que nos ponen, su supervivencia está vinculada a más factores, pero este de lo guapos que se nos ponen es uno de los factores más importantes. Imagínate a un ser humano hace 50.000 años, encuentra unos cachorros de lobo, tan monos ellos, tan juguetones... La estrategia de los gatos es parecida, aunque ellos dejan de ser juguetones en cuanto se hacen mayores.
Pero en ambos casos, perros y gatos, durante miles de años tenían una función: ayudar con el ganado, proteger a la familia, cazar ratones... Los perros, y hasta los gatos, se lo tenían que currar. Sin embargo, en el último siglo ese servicio que las mascotas daban ya no tiene sentido. No hay ratones en los pisos, el perro no tiene que cuidar a las ovejas o protegerlas de los lobos, y en cuanto a perros guardianes... la mayoría de los perros que viven en las casas se asustan al menor ruido.
Entonces, ¿qué ha pasado? Que somos los humanos los que nos hemos convertido en mascotas de los perros y los gatos. Los alimentamos, los paseamos, les damos atención médica...
Son los putos amos de las estrategias evolutivas.
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