¿Tiene sentido invertir miles de millones en que el ejército renueve tanques, aviones o barcos? En la época de los ataques terroristas, de los hackers informáticos, los riesgos no están en una invasión a la antigua usanza. De la misma forma que los fabricantes de espadas dejaron de ser importantes hace más de doscientos años, los ejércitos tienen que repensar si vale la pena en invertir en las armas habituales en el último siglo.
Las empresas tienen desafíos parecidos hoy en día. ¿Invierten en edificios de oficinas donde los trabajadores se concentren para trabajar? ¿O invierten en la infraestructura necesaria para permitir el trabajo en remoto? Los tiempos cambian, y las dueños de las zonas de oficinas en las ciudades ya se están planteando reorientar su uso a viviendas.
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