viernes, 19 de diciembre de 2008

Danza de la lluvia para tiempos de crisis

Forman parte de los recuerdos de infancia las películas en las que los indios Sioux, por ejemplo, bailaban alrededor del fuego pidiendo a los dioses que enviaran la tan ansiada lluvia. Y no es sólo algo que intentaran los nativos norteamericanos, que aquí mismo se sacaba en procesión a la Virgen o santo de turno, con variadas penitencias por parte de los procesionarios, rezando para que la sequía, ese factor exógeno, tan fuera de nuestro alcance, llegara a su fin. Pensamiento mágico, creo que llamarían a esto los antropólogos.
Y hay que ver lo que se parece todo aquello a la situación actual, en el que una sequía, en forma de crisis económica galopante, nos afecta, con los gurús, ministros, expertos y tertulianos varios tomando y sugiriendo medidas a diestro y siniestro, demostrando que nadie sabe nada, y que todos esos remedios tienen más de pensamiento mágico que de ciencia. Vamos, que lo mismo da rezarle a la Virgen de Guadalupe que invertir cien mil millones en el sector bancario (en lo que a los individuos de a pie respecta, claro).

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