viernes, 2 de octubre de 2009

Ritmo, ritmo, ritmo

Tengo dos hijos pequeños y, por supuesto, les pongo la tele para que vean series y películas de dibujos. Tal vez demasiado, según los principios establecidos por la pedagogía, porque reconozco que no sólo lo hacemos para que se entretengan sino, literalmente, para "librarnos" un rato de ellos, con todo lo egoista que esto pueda sonar. Pero, joder, los queremos mucho pero son agotadores, y estoy convencido de que los que establecen los principios de la pedagogía o no tienen hijos o no los tienen en el momento de hacer sus recomendaciones.


En fin, el caso es que tenemos varias películas para que vean, unas actuales como "Cars", "Bolt", "Monsters S.A.", y otras clásicas, como "El libro de la . Selva". ¿Qué pasa? Que el ritmo de las películas actuales es tan abrumador, tan frenético (el que no haya visto el principio de "Bolt", que le eche un vistazo y entenderá a lo que me refiero) que las películas clásicas simplemente les aburren. Por los menos a la edad que tienen ahora mis hijos.


Leí una vez que la publicidad ha afectado durante las últimas décadas el ritmo de las películas, no sólo las de los niños, porque mucha gente que está en la industria del cine se ha formado en la escuela de los anuncios publicitarios (en España, por ejemplo, se puede ver especialmente en las películas alocadas de Guillermo Fesser). Y son especialmente las personas mayores las que sufren este ritmo, de forma que es difícil que puedan ver enteras muchas de las películas de hoy en día.


Aunque, ahora que lo pienso, las películas argentinas que recuerdo ahora mismo no "sufren" de este contagio publicitario, a pesar de que su publicidad tiene cierto prestigio en su "mundillo"...
En fin, que se demuestra una vez más que lo de tratar de establecer normas generales deja bastante flecos sueltos...

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