Qué poca justicia hacen algunas palabras a las realidades a las que hacen referencia, y viceversa.
Por ejemplo, Geranio: nombre horrible para una flor que, bueno, tampoco esta tan mal, ¿no?
Por el contrario, hay otras palabras sonoras, rotundas, elegantes, que han sido malgastadas en conceptos escandalosamente mundanos. Como la palabra Almorrana, que junto a su sinónimo Hemorroide, hubieran merecido referirse a una cumbre del Himalaya (“Edber Karlston ha alcanzado la cima del Hemorroides, el último ocho mil que le quedaba, sin botellas de oxigeno…”), o un archipiélago de El Pacífico (“Las Almorranas, donde se encuentra la fosa marina más grande del mundo…”), o a una receta deconstruida de El Bulli…
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