Muelas del
juicio, apéndice, vello corporal, coxis, tuvieron sus momentos de gloria en el
pasado, cuando nos colgábamos de los árboles y nos hinchábamos a comer hojas de
helecho. Ahora nos los extirpamos, depilamos o los maldecimos presas del dolor ante una caída desafortunada.
Pero no nos
podemos quejar, que hemos tenido más suerte que otros hermanos biológicos. A algunas especies de lagartijas del género Cnemidophorus los vericuetos de la Evolución les ha llevado a la
aburrida opción de la Partogénesis, donde se reproducen a partir de huevos no
fertilizados, sin necesidad de desinteresadas intervenciones por parte del sexo contrario. Sin embargo, un pervertido vestigio
escondido en algún lugar de su diminuto cerebro les lleva en ocasiones a actuar
como machos y tratan de copular con otras lagartijas. Millones de años después
y las pobres todavía se acuerdan de lo bien que se lo pasaban sus antepasados.
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