miércoles, 8 de febrero de 2012

Medias Naranjas del Bien y del Mal

En el pasado, lo normal era que un hombre o mujer  se tuviera que "conformar" con encontrar pareja dentro de su reducido círculo social. Casarse con una prima era lo habitual, lo exótico era esposarse con la hija de un pastor que vivía al otro lado de la montaña. Y dejando a un lado temas sentimentales y reproductivos, las posibilidades de desarrollo intelectual también se veía afectadas, porque era más difícil encontrar a personas que tuvieran tus mismas inquietudes y que al mismo tiempo pudieran aportarte conocimientos dada su mayor experiencia.

Pero el desarrollo de los medios de transporte facilitó la movilidad geográfica, el círculo de amistades se amplió, y los medios de comunicación también ayudaron: cartas, libros, teléfono, Internet...

Hace poco vi un documental sobre la vida de Steve Jobs en el que entrevistaban a la persona que le presentó a Steve Wozniak, cofundadores de Apple. El hombre contaba, mientras paseaba por las calles de algún suburbio californiano, que él era amigo común de ambos y que pensó que esos dos individuos a los que admiraba por sus talentos tenían que congeniar. Se paró debajo de un árbol y dijo que fue en ese mismo sitio donde los dos adolescentes se conocieron, mientras uno de ellos estaba arreglando su coche, creo recordar. Un encuentro "analógico" previo a la era "digital" que ellos mismos iban a contribuir a desarrollar.

Ya en el presente, un artículo de The Guardian cuenta la historia de Richard Handl, un freaky sueco aficionado a la química que trató de generar un pequeño reactor nuclear en su casa.
Se le ocurrió la ingeniosa idea después de leer la historia de David Han, que ya intentó algo similar en Estados Unidos en los años 90.

¿Dios los cría y ellos se juntan? Las posibilidades de encontrar "almas gemelas" se multiplican, para lo bueno y para lo malo. Ni te casas con tu prima ni hablas del tiempo porque no tienes con quien hablar de tus inquietudes más profundas. Ahora, que hay inquietudes para todos los gustos.

Hay un efecto "sinergético" en todo esto que en general es positivo, pero cuidadín con la puerta que dejamos abierta...

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