Pero el aspecto
que me apetece destacar ahora es como las películas encauzan nuestras
experiencias en la vida real. Recuerdo un domingo por la mañana, lluvioso,
oscuro, desayunando en un bar situado en la primera planta de un edificio. A
través de sus ventanas se veían los gigantescos carteles luminosos y era
inevitable sentir la sensación de estar dentro de Blade Runner, que varias naves estaban sobrevolando la calle, que Rick Deckard estaba desayunando justo detrás de mí,
que el que me servía la comida era un replicante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario