La realidad es tan compleja que resulta difícil abarcarlo todo. A no ser que se empiece a recoger datos cuanto antes con las miras puestas en el largo plazo.
Algo así es lo que pensaron un grupo de científicos de Bristol, que empezaron en 1991 a construir una base de datos con la información proporcionada por madres, padres e hijos acerca de aspectos de salud, familiares, sociales... Después de más de veinte años es una fuente inagotable de conocimiento a la que acuden especialistas de diversos campos.
Con el tiempo y la metodología adecuados podríamos ser capaces de descifrar los secretos más recónditos de la vida.
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