Las corridas de toros fueron prohibidas, con escaso éxito, por Carlos III y Carlos IV. Éstos espectáculos ya eran muy polémicos entonces, ya que se celebraban en ocasiones en lugares abiertos, con el consiguiente peligro para los espectadores. De hecho, Goya retrató uno de estos incidentes, en el que muestra la muerte del alcalde de Torrejón, arrollado y corneado por un toro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario