Luego están los
escoceses, con referéndum a la vista en el 2014, el pollo que siempre tienen
montados los valones y los flamencos en Bélgica, los de la región de Quebec en
Canadá, los kurdos, que los pobres están repartidos entre Turquía, Siria e
Irak. Los Tuareg no quieren estar ni con Níger ni con Mali. A nuestra ex-colonia
del Sáhara Occidental le hicimos una putada dejándola a su merced con
Marruecos. Los corsos en Francia, los chechenos en Rusia, los de Padania en
Italia, los bávaros en Alemania, los tamiles en Sri Lanka, los papúa en
Indonesia, el Tíbet en China, y lo de que las potencias europeas cogieran la
regla y dibujaran en el mapa líneas rectas para repartirse África creó un lío
en este continente que varias generaciones después todavía están con guerras por
aquí, conflictos por allá.
En fin, que lo
del sentimiento nacional que sí, que vale, que por mí lo del derecho a decidir,
si las condiciones son las adecuadas, que estoy de acuerdo. Y en el caso de
Cataluña se dan las condiciones. Y si se confirma el cese de la violencia de
ETA en Euskadi, pues también. Como si Murcia o Albacete quiere su referéndum:
estarían en su derecho.
Lo único, es que
da una pereza… Sobre todo si nos ponemos a mirar el origen de lo que hoy en día
consideramos naciones. Son fruto de guerras entre poderosos, de matrimonios
pactados para ampliar dominios, de conquistas sangrientas, de decisiones
arbitrarias, de casualidades. La serie de televisión de RTVE, Isabel, a pesar
del tufo españolista que hace que parezca que esta reina fue algo así como la
Virgen María, muestra lo que fue el origen de este país que ahora le ha dado
por ganar mundiales de fútbol: una casualidad de la Historia. Que si la pelea
con su hermano por el trono, que una batalla de más o de menos cambia el curso
de lo sucedido, o que si las muertes prematuras de niños destinados a heredar
el trono, que si le llegan a tapar bien por las noches o le lavan los cubiertos
como es debido no coge la pulmonía en cuestión o la cagalera de la muerte y va
y cambia el curso de la Historia.
En fin, que
debería tocar algo más cosmopolita y menos cerrado, pero como sólo es mi
opinión, si se quieren separar que se separen, que tampoco me apetece estar con
quien no quiere estar conmigo.
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