El progreso tecnológico ha venido acompañado de, entre otras cosas, una forma de "empaquetar" el tiempo. Hasta el siglo XVI los relojes no marcaban los segundos, la gente no medía sus actividades por minutos. Hoy hervimos los espaguetis durante 12 minutos, quedamos a las 7 menos cuarto, miramos constatemente la hora en los relojes de pulsera, los móviles, las esquinas de las pantallas de los ordenadores... El progreso necesita coordinación, ésta precision y gracias a ello podemos realizar cosas que de otra forma no seríamos capaces de hacer.
Pero el ser humano, durante miles de años, se sentó frente al fuego sin entender muy bien el concepto de "5 minutos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario