domingo, 8 de febrero de 2015

Antropología Zombie

 "The walking Dead". Una siniestra enfermedad ha contagiado a casi toda la humanidad, convirtiendo a todo el que la padece en un zombie come-humanos. Los pocos individuos que no están afectados tienen que huir para no ser devorados e infectados por estos despojos humanos. Pequeños grupos de personas vagan de pueblo en pueblo buscando refugio, comida. Se convierten en tribus que luchan unas con otras, luchando por lo más básico, sobrevivir.

  Como en cualquier relato de Ciencia-Ficción, tienes que entrar en la historia obviando lo improbable de ciertas premisas. Pero una vez dentro, más allá de lo ridículo que pueda parecer al principio ese enjambre de zombies que parece que en cualquier momento se van a marcar un "Thriller" a lo Michael Jackson, la historia me resulta atractiva.

   En primer lugar se trata de un grupo de personas que luchan por lo más básico: seguridad y comida, en definitiva, supervivencia. Contrasta enormemente con nuestra realidad, donde damos por satisfechas estas necesidades y lo que buscamos es conseguir mayores niveles de auto-realización a base de acumular artilugios, de trabajar interminables horas delante de un escritorio, de tratar de buscarle sentido a la vida en una sociedad que desde el punto vista evolutivo es tan nueva y radicalmente diferente a lo que hemos sido durante decenas de miles de años. Nuestro entorno es más complejo, más enrevesado, las decisiones no están claras, el objetivo vital es difuso, desconcertatne. En cambio, en un mundo repleto de zombies, donde matas o te matan, vivir es mucho más peligroso pero a nivel mental mucho más sencillo. El objetivo está claro: sobrevivir. Gilipolleces existenciales, pocas.

  Por otra parte, una propuesta tan exageradamente diferente deja claro que las normas sociales y morales siempre están enmarcadas en un contexto determinado. Una sociedad como la nuestra no puede permitir cosas que los niños lleven armas o tomarse la justicia por tu mano. Pero un entorno en el que el acceso a agua potable puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, en el que las dudas sobre cierto individuo puede poner en peligro a tu grupo, lo que está bien y lo que está mal es algo que re-escribes sobre la marcha.

   En definitiva, creo que en parte el atractivo de estas historias apocalípticas está en una vuelta a nuestros instintos más básicos, más primarios, un cierto desahogo por vivir como espectador aventuras en las que la vida es más emocionante y polarizada, una válcula de escape para evadirnos de un mundo más complejo y plano.

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