Hay afecciones que hoy en día están totalmente normalizadas: autismo, esquizofrenia, dislexia, estrés, depresión…
Antes, al no existir las palabras para entenderlas, estas afecciones no podían ni siquiera ser imaginadas. Los que las sufrían las padecían con sentimientos que mezclaban la culpa, la religión y la incomprensión.
Más allá de la medicina, hay otros conceptos “nuevos” que contribuyen a entender la realidad de otra forma: ciencia, progreso, diversidad, igualdad… Y unos evolucionan a partir de otros.
El monoteísmo, un concepto “nuevo” (dos o tres miles de años), favoreció, tras unos cuantos siglos, la aparición del concepto “Igualdad” (si hay un único Dios y todos somos hijos de Él…
Si vives alrededor del año 1000, no concibes el concepto de “Progreso”, todo parece estático, monolítico, decidido. En cuanto se desarrolla la “Ciencia” y trae avances tecnológicos, uno empieza a tener a sensación de que algo se mueve. Y empezamos a buscar una palabra para describirlo.
El desafío es ser de los primeros en entender que necesitamos un concepto para algo nuevo que está ahí fuera.
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