sábado, 7 de marzo de 2020

Cambios

Cuando era niño Internet no estaba en nuestras vidas, disponíamos de un par de cadenas de televisión, viajar al extranjero era la excentricidad de unos pocos, llamábamos por teléfonos atrapados en cables, comprar era un proceso que requería ir físicamente a los establecimientos, escuchábamos la música que nos empaquetaban las discográficas, si te preguntabas por algo lo buscabas en enciclopedias, jugábamos en la calle, no sabía lo que era un aguacate, comprar ropa era caro, para quedar con alguien lo planificabas con antelación y aparecías en un lugar con la expectativa de que esa personas iba a acudir a la cita…
Hoy veo a mis hijos jugando con videojuegos, navegando por internet, teniendo a su disposición tantos formas de entretenimiento y conocimiento, tengo la sensación de que su infancia es muy diferente a la que yo experimenté.
Pueden parecer cambios significativos si lo comparamos con el mundo en que están creciendo las nuevas generaciones. Pero la escala de este cambio es menor a la que experimentaron nuestros padres y abuelos.
Mis padres no tenían luz eléctrica en la casa en la que crecieron, lavaban la ropa a mano, no tenían televisión, los periódicos no llegaban al pueblo sino días más tarde (aun siendo niño yo el periódico llegaba a este pueblo un día a tarde). 2 de mis abuelos eran analfabetos, mis padres apenas aprendieron lo elemental en el corto periodo que estuvieron en la escuela…
Cuando te pones a comparar, la infancia de mis padres está más cerca de la de un niño de la Edad Media que de la mía. Y esto pone en perspectiva la diferencia de mi infancia con la de mis hijos. Desde este punto de vista, los cambios son relevantes, pero fueron más relevantes los de hace un par de generaciones.

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