El contexto en el que vives es el que reparte las cartas con las que tienes que jugar.
Las acciones que has tomado abre y cierra oportunidades, tienen una “inercia” implícita.
Los factores externos, que no controlas, juegan su papel, a tu favor, o en tu contra.
El “Destino” no es más que una ilusión, un espejismo fruto de la combinación del contexto que te ha tocado vivir, la fuerza de la inercia de tus decisiones y las probabilidades de los factores externos que no puedes controlar.
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