Los Neandertales evolucionaron en Eurasia, donde habían menos predadores que pudieran comérselos. Por el contrario, los Homo Sapiens, que surgieron del corazón del África, tenían que lidiar a diario con cocodrilos, leones, hienas y bichos de todo pelaje que tenían entre ceja y ceja merendarse a uno de esos sabrosos homínidos.
Así que los Homo Sapiens tienen mutaciones en los genes ADSL, GLDC y SLITRK1, asociados a hiperactividad y comportamiento agresivo, mutaciones que no tienen los hippies de los Neandertales.
Y según una de las teorías que los científicos barajan, esta es la razón por la que nos los cargamos. Vale, tuvimos hijos con ellos y parte de nuestro genoma viene de los Neandertales, pero es poquito, y el caso es que hace ya decenas de miles de años que no se ha visto a un Neandertal por aquí.
Así que la broma del Neandertal rudo, bruto y agresivo, pues no, resulta que tenemos que imaginarlos con una flor en la oreja y un porrete en la mano.
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