Estoy a favor de un capitalismo regulado.
Creo que los incentivos para los emprendedores y los que más contribuyen son necesarios para el sostenimiento de la economía.
Pero creo que el egoísmo subyacente a este sistema tiene que ser controlado, porque tiende al "tó pa mí" con mucha facilidad.
Uno de los efectos indeseados que han crecido en las últimas décadas es la brecha entre lo que reciben los que están en puestos directivos respecto a la mayoría de los trabajadores. Los bonus e incentivos han contribuido a que el ratio de desequilibrio entre estos salarios haya crecido demasiado, algo que no sólo es injusto desde el punto de vista social, sino que no es realista en cuanto a la contribución al resultado de la empresa, más teniendo en cuenta que normalmente los directivos tienen una visión cortoplacista del resultado de la empresa, un "me lo llevo calentito y que me busquen después" que no es beneficioso para el futuro de la empresa.
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