viernes, 17 de julio de 2020

La suerte del campeón

Lo de la suerte del campeón siempre me ha parecido una frase como perezosa, que parece no tener mucho sentido, pero que resume en unas pocas palabras el papel del azar en la realidad de todos.

Implica reconocer que para ganar, o para perder, hace falta la contribución del azar, que no todo está en tu mano. El que tiene ese viento de cola acaba llevándose el premio gordo.

No es simplemente un término futbolero. Viendo hoy un documental sobre la vida de Andrew Carnegie, el magnate del acero del final del siglo XIX en América, te das cuenta de cómo esta persona intentó conseguir algo y acabó consiguiendo mucho más. Empezó queriendo construir un puente para cruzar el Mississippi, su objetivo inicial. La tecnología del momento no lo permitía y su innovación fue hacer el puente de acero, un material que se estaba empezando a utilizar. Le costó una fortuna acabar el puente, pero más allá de conseguirlo, con lo que se encontró es que ahora tenía la capacidad de producir acero a mansalva. Los pedidos de contratos para hacer más puentes y vías de tren le llovieron caídos del cielo, justo antes de que la burbuja de los ferrocarriles y provocara una crisis económica galopante. Ahora tenía una exceso de capacidad para producir acero, ¿a quién se lo iba a vender ahora? Pues a los constructores que empezaron a ver en el acero la oportunidad de levantar edificios más altos. La época de los rascacielos en América empezaba.

Así que ahí tenemos a un tipo con un sueño, hacer el puente más formidable del mundo, que acaba convirtiéndose, sin proponérselo, en el magnate que impulsó los rascacielos. Una gran habilidad para saber aprovechar y leer el momento, pero un poco de suerte del campeón también.


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