lunes, 2 de noviembre de 2020

Recurriendo a Occam

Y me encuentro a amigos y familiares dando verosimilitud a la entrevista que Cuarto Milenio ha hecho a la viróloga Li-Meng Yan, que afirma que el Covid-19 fue creado en un laboratorio.

Es difícil negar que algo existe (recordemos la tetera de Bertrand Russell), de ahí el éxito de las teorías conspirativas en la era de Internet. Así que en esta época de confusión, más que nunca, tenemos que usar el sentido común.

Primer indicio de que no tiene por qué ser un virus "fabricado": ha pasado muchas, muchas veces, a lo largo de la Historia de la Humanidad de forma completamente natural.

Segundo indicio: la cosa esa de la evolución; los virus mutan, las condiciones en algunos sitios ayudan a la transmisión a los humanos, la gente viaja...

Tercer indicio: los que dan voz a la viróloga en cuestión tienen querencia por cosas como las caras de Bélmez, cosmonautas fantasmas y fraudes paranormales.

La hipótesis de que un virus, de forma natural, contagia a una humanidad interconectada es más verosímil que la de un virus fabricado que es propagado por villanos al nivel de los de James Bond.

¿Y si simplemente se "escapó" por accidente?, preguntarán algunos. Entonces empezaría preguntándome por qué los gobiernos más informados no utilizan esta información para culpabilizar al gobierno chino... Pero entonces es cuando empiezo a enfangarme en las tierras movedizas de las conspiraciones y, la verdad, me da mucha pereza.

Así que, por ahora, Occam gana.


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