Esta es una pregunta que durante las últimas generaciones se ha hecho a los niños, pero que probablemente va a quedar en desuso otra vez.
Hace cientos, miles de años, probablemente no se planteaba porque sencillamente no habían opciones, serías lo que tenías que ser: cazador, agricultor, soldado... Es durante las últimas generaciones cuando se plantean alternativas, la posibilidad de elegir una profesión: zapatero, panadero, viajante, ferroviario... Una vez elegida, probablemente era el trabajo/profesión que tendrías para toda la vida y formaría parte de la idea que los demás tendrían de esa persona.
Pero en la situación actual ya no hay trabajos eternos. Estudias lo que quieres o lo que puedes, empiezas a trabajar en lo que te dejan y vas cumpliendo ciclos en los que cambias de profesión y de sector cada pocos años. Si te preguntan ¿qué haces? o ¿a qué te dedicas? te queda un inquietante poso de provisionalidad, de "sí, pero", de necesidad de justificarte, porque en realidad lo que haces no es lo que eres o lo que quieres ser.
Y todo porque cuando nos preguntaban que qué queríamos ser de mayor nos indujeron a creer que cualquier cosa era posible. El exceso de oferta puede ser contraproducente.
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