Estamos en Francia en 1870. Los ánimos están agitados por la guerra que está aconteciendo con Prusia.
El alcalde de un pueblo vecino, Alain de Manéys, conocido por todos por su generosidad, acude a la feria del pueblo cercano, Houtefaye. El pueblo solo tiene 45 personas, pero debido a la feria en el pueblo hay unas 700 personas.
En el periódico sale la foto de un espía, Alain de Monéys es confundido en Houtefaye con un espía republicano de Prusia. Alain es insultado, vejado, torturado. El párroco trata de disuadirles, les convoca a la iglesia para tomar algo de vino. Poco después la masa ata a Alain de Monéys en un palo, le queman vivo y, según dicen, se lo comen.
Adultos y niños participaron en la barbarie. Hubo personas que le acuchillaron que incluso minutos antes habían estado hablando tranquilamente con Alain de Monéys. Al día siguiente no recordaban nada y no podían creer lo que habían hecho.
El escritor Jean Teulé autor del libro “Los caníbales” sobre los sucesos del pueblo de Hautefaye en 1870, tiene una hipótesis: en la zona del Perigord en aquel entonces se tomaba un vino fabricados con uvas Noa o Noah (prohibido en Francia desde 1935). Las cepas de uvas se infectaron de filoxera,lo que las convirtió en una especie de cocaina líquida. El vino, la guerra y el odio al supuesto espía republicano fueron la chispa de este macabro crimen.
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