Estoy empezando a leer un libro, The Age of Surveillance Capitalism, que explica como el Capitalismo está evolucionando a un nuevo estado gracias a la influencia de el “Internet de las Cosas”.
El autor se enrolla lo suyo, pero me interesa su punto de vista porque, sí, el mundo está cambiando a un ritmo vertiginoso, de forma estructural e irremediable.
Todavía no acabo de pillar los puntos fundamentales que propone el autor, es un tocho de libro y como he dicho el hombre tiene un rollo que no veas. Pero empiezo a notar un tufillo a complot, a conspiración, a cambios planificados por mentes maquiavélicas. Y esto siempre me produce rechazo.
¿Por qué? Porque los seres humanos somos por definición chapuceros, y porque la realidad es tan compleja e inabarcable que no hay mente, o conjunto de mentes, que sean capaces de planificar y ejecutar cualquier plan medianamente complicado. Sí a mentes perversas, sí hay egoísmo, sí hay empresas que han descubierto una nueva forma de hacer dinero, pero esto no forma parte de un plan maestro para transformar la economía. La tecnología está suministrando los elementos necesarios para cambiar los fundamentos de sociedad, como en su momento lo hicieron el descubrimiento del fuego, de la rueda, de la agricultura, de la pólvora, de la imprenta… Los individuos más avezados son lo suficientemente inteligentes para aprovechar las oportunidades que estos descubrimientos o invenciones ofrecen, generalmente por puro egoísmo.
Y tras mas de 20 años trabajando en empresas, concretamente en IT y Data, he visto lo chapuceros que podemos llegar a ser cuando trabajamos en proyectos complicados.
La chapuza es innata al ser humano. No hay planes maestros.
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