No sé ya cuantas veces he dicho ya que el mundo es muy complicado. Hoy más que nunca. La globalización y la tecnología lo mezcla todo mucho más que antes. No es lo mismo un problema de criminalidad en un pequeño pueblo de hace siglos que en un barrio de una megaciudad de hoy en día.
Si habían unos malos-malotes que hacían de las suyas, sólo hacía falta contratar a los 7 Magníficos y ellos ya se encargaban de solucionarlo. Temporadas y temporadas del Equipo A se basaron en esta simple premisa, y aun se utiliza en muchas películas y series, de tal forma que tenemos imbuido en nuestra psique que grandes problemas pueden ser resueltos con soluciones simples.
Pero para erradicar la droga en un barrio de una gran ciudad no basta con fichar a Anibal, Phoenix, MA y Murdock. Te hacen falta sociólogos, trabajadores sociales, buenas escuelas, oportunidades de trabajo, centros de salud… El Equipo A no está preparado para esto. Lo suyo es llenar la furgoneta de armas de gran calibre y disparar a los malos ráfagas que milagrosamente no parecen matar a nadie.
A pesar de las expectativas que tenemos marcadas a fuego en nuestras mentes, no existen soluciones simples a problemas complejos. La consecuencia inevitable es una sensación irremediable de frustración.
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