La sociedad se ha adaptado a vivir con un virus que mutó hasta convertirse en letal.
Todos vivimos en nuestras casas, salir es una muerte segura. Sólo algunos trabajadores pueden salir para realizar el mantenimiento básico de parte de las infraestructuras.
Una nueva generación de drones se encarga de transportar productos a todas las casas, desde comida a cables para el ordenador.
Los niños asisten a clases virtuales a través de Internet, los adultos quedan para tomar unas cervezas y bailar usando aparatos de realidad virtual.
Las fábricas están siendo robotizadas, la necesidad de operarios es mínima.
Cuando alguien muere un servicio fúnebre de drones se lleva los cuerpos para ser incinerados.
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