Cuando estudiaba en la Universidad teníamos dos asignaturas diferentes: Microeconomía y Macroeconomía. La primera está centrada en las “matemáticas y la lógica” de la empresa, la segunda en la de la economía de un país.
La que más me gustaba era la segunda, supongo que por mi inclinación hacia los aspectos más sociológicos de la realidad. Me intriga el comportamiento de la sociedad en su conjunto, y la economía es un aspecto fundamental de ésta.
Cuando se observa a la sociedad en su conjunto percibes movimientos que no pueden derivarse directamente de los comportamientos individuales, y ayuda a entender mejor las causas y los efectos de lo que sucede o lo que ha sucedido o lo que sucederá. Pero esta visión es más impersonal, dejas de ver a los individuos como personas, se convierten en seres anónimos, hormiguitas sin nombre, sin rostro.
La Macroeconomía te habla de inflación, de nivel de paro, de producto interior bruto, de subidas o bajadas de interés. Pero cuando ves los gráficos de como interactúan y la demanda no visualizas colas del paro, al intimidarte director del banco poniendo presión al empresario que no ha pagado un par de cuotas del préstamo, a los almacenes repletos de stock esperando a unos precios más adecuados para vender la mercancía, a la familia que no llega a final de mes, acuciada por unos salarios que no crecen al mismo ritmo que la inflación.
Que conste que no hablo para nada mal de materias como la Macroeconomía, ya que son absolutamente necesarias. Solo hago constar la dificultad de mantener los dos puntos de vista a la vez, y al mismo tiempo la necesidad de ver la realidad con una óptica “Macro” para entenderla mejor.
Con una óptica “Macro”, la terrible realidad de la crisis del Covid-19, con sus muertes y su impacto económico en millones de familia, se convierte en un proceso histórico que transformará la sociedad de una forma que todavía no somos capaces de entender, un tratamiento de shock que tendrá repercusiones al principio negativas, pero de la que seguramente saldrán también cosas positivas, por su impacto en el medio ambiente, en la renovación de empresas, de formas de trabajar, de formas de entender la vida.
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