domingo, 1 de marzo de 2020

Tergiversaciones

Un ermitaño vive en algún perdido lugar de Montana durante décadas. Esta obsesionado con los males de la sociedad industrial y quiere incitar a las masas a rebelarse. Su método, mandar bombas caseras que empiezan causando algún que otro destrozo y acaban matando a 3 personas e hiriendo a docenas. 16 atentados en 17 años.
Tras unas cuantas series de televisión, documentales y películas, el personaje corre el riesgo de ser idealizado y convertirse en un símbolo para personas que simpaticen con sus ideas. Un “la violencia puede a veces ser justificada si los fines son nobles”, el no entender que este personaje era indudablemente inteligente pero obviamente desequilibrado, ha contribuido a que, con el paso de los años, nuevas generaciones compren camisetas con el rostro que utilizó el FBI en su búsqueda.
Hoy en día, cuando se supone que tenemos a nuestra disposición una cantidad ingente de información, corremos riesgos como éste. ¿Cómo era hace siglos, cuando las historias se transmitían a través de conversaciones en los mercados, tardaban semanas en desplazarse de ciudad a ciudad, dando tiempo a que “maduraran” y se adornaran? ¿Cuántos de los iconos de hoy en día fueron charlatanes cuyas historias fueron aprovechadas por otros para su propio beneficio?

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