He trabajado en diferentes sitios: desde la modesta auto-escuela de mi padre hasta una multinacional como Dyson, pasando por ONGs, restaurantes e incluso el ejército.
Este ir y venir por diferentes sitios permite ver las cosas con perspectiva. El factor en el que me quería centrar ahora es el del tamaño.
El tamaño, digan lo que digan, sí importa.
En las empresas, por lo menos. Y es que con el tamaño surge el problema de como organizar el trabajo. Cuando una empresa crece de forma rápida, existe una tensión entre la gente nueva que necesariamente tienes que incorporar al trabajo y el contenido que les tienes que dar a esos trabajos. Las responsabilidades se fragmentan, se diluyen, y llega un momento en que las cosas suceden más por inercia que por otra cosa.
Sólo las empresas que sean capaces de gestionar estos cambios y estos tamaños de forma adecuada son las que acabarán sobreviviendo.
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