Freud experimentó durante años con la hipnosis, una técnica novedosa allá por la segunda mitad del siglo XIX. Al final la abandonó, frustrado porque no podía hipnotizar a todo el mundo, y porque pensó que en realidad el truco estaba en dejar hablar al paciente para que afloraran sus pensamientos subconscientes. También se centró en desentrañar los sueños, ya que pensaba que eran manifestaciones de la parte más oculta de las mentes de sus pacientes.
Así que desarrollo su propia técnica, lo que acabó llamando “psicoanálisis”. La estereotipada imagen del psicólogo sentado tras un paciente recostado en un sofá es una reminiscencia de los métodos que se utilizaban entonces para hipnotizar a la gente.
Hoy en día la hipnosis es más conocida por sus apariciones televisivas que por sus aplicaciones científicas y el psicoanálisis ha evolucionado hasta convertirse en una herramienta fundamental de la psicología de hoy en día.
Un ejemplo más de como experimentar y fallar con algo es una fase necesaria en el desarrollo de ideas nuevas.
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