Series de televisión, Internet, móviles... Nos exponemos continuamente a estos estímulos, robándole tiempo a las relaciones sociales y a la introspección (conocimiento que el sujeto pueda adquirir de sus propios estados mentales, de observarse y analizarse a sí mismo, interpretando y caracterizando sus propios procesos cognitivos y emotivos).
A menos introspección, menos conocimiento de nosotros mismos, nos convertimos a algo que se va pareciendo menos y menos a nosotros y más y más al resto.
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