El noruego Thor Heyerdahl hizo su célebre viaje con la Kon-Tiki en 1947, partiendo desde Sudamérica, surcando el Pacífico hasta llegar a unas islas de Polinesia. El objetivo era demostrar que las islas de la Polinesia fueron colonizadas por navegantes americanos.
Una aventura extraordinaria que leí cuando era un niño, para defender una teoría que no tuvo mucha aceptación. La opinión dominante es que la Polinesia se colonizó desde el sur de Asia.
Pero recientes análisis de ADN están encontrando fragmentos que los polinesios comparten con poblaciones indígenas americanas. Los estudios no son del todo conclusivos, y no está claro quién viajo a dónde, si los polinesios a América o los americanos a la Polinesia.
Pero es interesante ver como una teoría basada simplemente en la corazonada y la inspiración puede acabar siendo ratificada ochenta años después.
Y es que todo, incluso en la ciencia, comienza por una intuición.
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