He descubierto hace poco “Garage Band”, la aplicación de Apple que te permite crear música. Empecé tratando de copiar la canción “Bad Guy” de Billie Eilish, porque pensé que al tener pocas “pistas” debía ser fácil de imitar. Y, efectivamente, al rato conseguí producir algo que, por lo menos a mí, se parece bastante. Animé a mi hija que la cantara, por un trabajo que tiene que hacer para la escuela y, ¡voilá!, nos ha salido una cosa muy maja.
Me he animado a hacer otras canciones y, oye, la cosa va saliendo.
Más allá de que no tendré la disciplina y el tiempo necesario para hacer cosas más dignas, es un instrumento increíble para desarrollar tu creatividad. Me pilla con 12 años y me podría haber convertido en un maestro.
Y es aquí donde quería llegar: las fascinantes oportunidades que tienen las nuevas generaciones para desarrollar cosas nuevas.
Hace miles de años bastante tenían las personas con sobrevivir. A alguno le daba por pintar en las paredes, y estarían los que cogían un palo le hacían unos agujeros y sacaban unas notas, con otro al lado dándole a algo con el palo y otro más allá bailando aquella maravilla. Y todo esto tenía un mérito extraordinario, dado lo limitado de las opciones.
Hoy en día, el sustento nos lo garantiza Mercadona, sin leones de por medio que pongan en riesgo nuestras vidas, y tenemos infinidad de opciones para crear: un simple trozo de papel y un lápiz te permiten crear un cómic o un retrato, un video de Youtube te ayudará a mejorar tus acordes de soul, puedes aprender a hacerte una bufanda de ganchillo, preparar un corto con el móvil y unos amigos, desarrollar una aplicación o escribir un libro.
Tenemos más tiempo y más herramientas que nunca para crear. La cuestión es utilizar todo este potencial en “hacer algo de provecho”, como diría tu abuela…
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