Mira que la gente tiene ganas de echarle la culpa a los chinos, a los rusos, a los americanos o a los reptiles extraterrestres si se tercia. Lo encuentro en las redes sociales, pero también me viene a través de familiares y amigos.
Eso de que la realidad sea compleja, con multitud de fuerzas que interactúan cada una a su bola, sin propósito ni concierto, no mola. Focalizar la culpa ayuda a desahogarse, te da más apariencia de control porque si la razón última de nuestras desgracias se esconde detrás de un único culpable en principio basta con acabar con ese pedazo de cabrón.
Aunque pueda entender este tipo de reacción como un mecanismo psicológico “perdonable”, debemos de ser lo suficientemente maduros como para superar esta tendencia cuasi-infantil que no ayuda a descifrar la realidad y afrontarla con las medidas más adecuadas.
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