“Puede elegir el color que quiera, siempre y cuando el color sea negro”.
Algo así dijo Henry Ford sobre el Ford Modelo “T”. Sólo estaba disponible en negro, y la razón era que éste era el color (“Japan Black”) que más rápido se secaba, porque el método de producción que su empresa había desarrollado era tan eficiente que era el secado de la pintura lo que lo ralentizaba.
La línea de ensamblaje, un concepto tan natural y evidente hoy en día, fue desarrollado por los ingenieros de Ford durante años de iteraciones, pruebas y errores, idea que surgió a partir de la visita que uno de ellos, William “Pa” Klann, realizó a un matadero.
En el matadero observó como las animales eran “desensamblados” , con el animal colgado de una cinta y los operarios realizando de forma eficiente y rápida tareas repetitivas. William, de vuelta al trabajo, le comentó la idea de hacerlo al revés para construir un coche.
Ideas que evolucionan, unas a partir de otras, de un area a otra. Y de paso, efectos colaterales inesperados, como el color negro que invadió durante años las calles.
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