La Guardia, un pueblo de 2500 habitantes de la provincia de Toledo, tiene como patrón a San Cristobalito, Santo Niño de la Guardia. Según cuentan sus seguidores, este niño nació en 1487 y fue asesinado por unos judíos en 1491, tras hacerle pasar un calvario idéntico al de Jesucristo, con su carga de la cruz, su corona de espinas y su mortal crucifixión. ¿El objetivo? Sacar el corazón a este inocente, regar con su sangre una hostia consagrada y hacer no sé qué acto de brujería.
Después de más de 500 años, esta invención sacada a base de torturas a un puñado de judios y conversos sigue vigente para algunas personas. Una actuación de la Inquisición, que empezó acusando a algún converso de "judaizante", degeneró en un juicio sobre un niño que no existió, sobre una muerte de la que nunca hubo un cadaver, con la intervención del mismísimo Torquemada, en un contexto de odio a lo judío, de creencia en lo diabólico, en la brujería, de obsesión por la limpieza de sangre, que culminó con la ejecución en Noviembre de 1491 de los acusados (quemados vivos).
Tras siglos de manipulación, rezos y hasta "milagros", hay devotos, la mayoría seguramente ignorantes de la falta de rigor histórico de la "leyenda" y con irreductible "Fé", que sacan en romería a este supuesto santo todos los años.
Es lo que tiene la Fé, que como no invita a pensar, a preguntarte, corres el riesgo de creer en tonterías, o como en este caso, en basarlas en atrocidades.