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miércoles, 19 de agosto de 2020

Entender el contexto

Mi hijo de trece años está leyendo "20,000 leguas de viaje submarino". En uno de los párrafos, el narrador cuenta que los pasillos del submarino estaban iluminados con luz eléctrica.

Para entender debidamente el libro hay que recordar que la luz eléctrica todavía no era algo habitual en aquella época. Diversos inventores habían desarrollado varios tipos de bombillas, pero no fue hasta unos diez años después que Edison tuvo éxito al comercializarlas. Así que esa línea de "pasillos iluminados eléctricamente" era una visión comparable hoy a la de ordenadores cuánticos, o viajes a Australia en dos horas.

Tener presente el contexto ayuda a disfrutar más las historias que lees, y a entender mejor su significado.

viernes, 14 de agosto de 2020

Agazapados en junglas mentales

Hiroo Onoda fue un soldado japonés que, siguiendo órdenes, se ocultó en una isla filipina para destruir las instalaciones y las comunicaciones del enemigo.

Era 1944, meses después el ejército japonés abandonó la isla pero este soldado, junto con otros tres, siguieron luchando. La guerra acabó pero ellos no lo creyeron, y siguieron luchando. Uno de los soldados decidió entregarse en 1950, seis años después del final de la guerra. Los otros tres siguieron ocultos, matando aldeanos (se estima que unos 35). El ejército filipino abatió a otro de los soldados en 1954, y a otro más en 1972. Por fin, en 1974, con la intervención de su antiguo jefe, decidió entregarse.

La historia de Hiroo Onoda puede parecer extraordinaria, pero historias parecidas ocurren a nuestra alrededor todos los días. No tan extremas, con soldados ocultos en la jungla por décadas, pero sí de cerrazones mentales que duran años y años, personas que peses a las evidencias que se les presentan siguen parapetados en sus convicciones, en sus obsesiones, en sus extremismos. La negación del cambio climático, la fragilidad de las creencias religiosas, las conspiranoias...

Hay mucha gente agazapada en las junglas mentales.

sábado, 25 de julio de 2020

A ver si tenìa razón...

El noruego Thor Heyerdahl hizo su célebre viaje con la Kon-Tiki en 1947, partiendo desde Sudamérica, surcando el Pacífico hasta llegar a unas islas de Polinesia. El objetivo era demostrar que las islas de la Polinesia fueron colonizadas por navegantes americanos.

Una aventura extraordinaria que leí cuando era un niño, para defender una teoría que no tuvo mucha aceptación. La opinión dominante es que la Polinesia se colonizó desde el sur de Asia.

Pero recientes análisis de ADN están encontrando fragmentos que los polinesios comparten con poblaciones indígenas americanas. Los estudios no son del todo conclusivos, y no está claro quién viajo a dónde, si los polinesios a América o los americanos a la Polinesia.

Pero es interesante ver como una teoría basada simplemente en la corazonada y la inspiración puede acabar siendo ratificada ochenta años después.

Y es que todo, incluso en la ciencia, comienza por una intuición.

miércoles, 22 de julio de 2020

Tú me camelas

Los gitanos se llaman así porque se pensaba que venían de Egipto: eran los "egiptanos". Y llegaron a la Península Ibérica por el norte de África, allá por el siglo XIV. Pero según estudios lingüísticos y genéticos los gitanos emigraron desde el norte de la India, iniciando su viaje hace unos 1.500 años.

Es impresionante como un grupo humano como éste ha logrado conservar su identidad a lo largo de los siglos a través principalmente de la tradición oral. Sin registros escritos que los uniera, mezclándose con poblaciones locales, perseguidos por su espíritu rebelde, que no quiere atenerse a la norma, perseguidos.

Pero lo que lo han conseguido los últimos siglos lo conseguirá probablemente Internet, el gran normalizador, el destructor de identidades, el que nos va a conseguir que no seamos capaces de distinguirnos los unos de los otros. 

jueves, 16 de julio de 2020

Dime qué héroes tienes y te diré quién eres

"Los hombres que construyeron América" es una serie documental del canal "Historia" que cuenta las vidas de los magnates más importantes de Estados Unidos entre el final de su guerra civil y el principio de la Primera Guerra Mundial.

Vanderbilt, Rockefeller, Carnegie, JP Morgan, Henry Ford... La sintonía de entrada es una canción de rock, y estos personajes son mostrados como los héroes de una película de acción. Tipos duros, que saben lo que tienen que hacer, los tipos que forjaron América.

La serie es interesante, no conocía la vida de estos magnates, y desde luego tuvieron una influencia relevante no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.

Lo que también es interesante es como los americanos, como sociedad individualista que es, ponen el foco en el individuo más que en el contexto. John D. Rockefeller, por ejemplo, creció en Cleveland, una zona rica en petróleo, donde las empresas que trataban de explotar ese nuevo combustible estaban proliferando. Era la Arabia del momento. En ese contexto, el más listo se podía llevar todo. Un país, y por ende un mercado, enorme, falta de regulaciones... Si no hubiera sido Rockefeller, probablemente hubiera sido otro el que se habría aprovechado de las circunstancias.

Por otra parte, también es interesante la actitud de los americanos hacia sus millonarios. Son héroes, gente a admirar, si han conseguido algo es porque se lo han currado, se lo merecen. Aunque en su carrera hacia el dinero y el poder no hayan tenido compasión por las familias más humildes. Como cuando Rockefeller, en su guerra contra las empresas de ferrocarriles, cerró sus refinerías y provocó que sus rivales tuvieran que cerrar, despedir trabajadores y las revueltas se sucedieron. Incluso la bolsa tuvo que cerrar 10 días. Pero todo esto se ve como "pero qué listo era este tío", en lugar de verlo como algo desalmado, todo por conseguir todavía más dinero.

Y que conste que yo también admiro a los emprendedores que han logrado grandes cosas, no estoy de acuerdo con la desconfianza con la que se ven desde España o Europa. Pero esta admiración tiene límites. Entre un Amancio Ortega, del que no conozco maldades, y un Rockefeller, me quedo con el gallego. 

jueves, 9 de julio de 2020

La Era Axial

El filósofo alemán Karl Jaspers bautizó el periodo entre los siglos VIII y III Antes de Cristo como la "Era Axial", un tiempo en el que surgieron de forma aparentemente independiente muchos sistemas de pensamiento que han sido fundamentales en el desarrollo de la historia posterior: confucianismo, budismo, filósofos griegos, judaismo (que poco después derivaría en cristianismo, y un poco más tarde en el Islam)...

El desarrollo de las comunicaciones entre regiones distantes, el desarrollo de la palabra escrita, el fin de un periodo anterior de inestabilidad climática, el desarrollo de imperios... No hay una única razón por la que sucedió, pero sobre aquella época se asentaron conceptos que nos alejaban de pensamientos animistas, de dioses caprichosos, se centraban más en la búsqueda de la salvación personal. Y hoy, después de más de dos mil años, todavía debemos mucho de lo que pensamos a aquella época.

domingo, 28 de junio de 2020

Lotería genética

La pandemia de gripe de 1918-19 tuvo 3 oleadas. La segunda fue causada por la una mutación del virus que la convirtió en mucho más peligrosa, ya que era capaz de matar a personas jóvenes y sanas 24 horas después de mostrar los primeros síntomas.

El contexto del final de la Primera Guerra mundial amplificó sus efectos hasta llegar a unos 50 millones de muertos.

Hay científicos que dicen que estamos sólo en la primera oleada de la pandemia del Covid-19, es de esperar una segunda oleada en unos meses.

Esto es una carrera entre el desarrollo de una vacuna y la lotería de la mutación genética. Esperemos que ganen los buenos.


sábado, 20 de junio de 2020

Malas hierbas en mi calle

Paseando por el pueblo en el que vivo, en el condado de Wiltshire en Inglaterra, me he fijado en la cantidad de "malas hierbas" que están creciendo en los bordes de la calzada, en las aceras... Supongo que el ayuntamiento, a causa del virus, está falto de personal y no les llega a mantener las calles como antes.

Esto me ha recordado a Tikal, la antigua ciudad Maya que permaneció oculta bajo la vegetación por casi mil años. Una ciudad floreciente durante el primer milenio de nuestra era, que alrededor del año 900 fue abandonada debido a sequías, guerras y enfermedades, y que cayó en el olvido hasta el siglo XIX. Todavía hoy se cree que muchos de los montículos de la selva en la que se encuentra son grandes edificios que están esperando a ser excavados.

Bueno, a lo mejor se me ha ido de madre esta relación entre las malas hierbas de mi calle y las ruinas mayas, pero, la verdad, es sólo cuestión de la escala de tiempo. No creo que el pueblo en el que vivo quede enterrado bajo la maleza en un futuro cercano, pero el coronavirus es un toque de atención acerca de lo frágil que es nuestra sociedad.

Así que no nos despitemos.

lunes, 15 de junio de 2020

Los últimos de Filipinas

La Historia de España no tienen muchos momentos de los que sentirse orgulloso en su pasado reciente. A falta de de hitos históricos relevantes, el orgullo patrio convirtió una derrota en un hecho memorable: la defensa numantina de un grupo de valientes que resistieron un año al enemigo americano y filipino en una remota iglesia, a pesar de que la guerra ya había acabado.

Este tipo de hechos han sido frecuentes a lo largo de la historia, ya que no existían buenas conexiones a Internet que te informaran al minuto de lo que estaba sucediendo. Los casos de soldados japoneses rindiéndose décadas después del final de la segunda guerra mundial son un ejemplo triste de aquello.

Pero más allá de estas curiosidades que forman parte de la Historia Militar, el concepto de gente que se resiste a una realidad palpable puede trasladarse a la psicología de los individuos. Nuestro cerebro actúa filtrando la información que recibimos, y aunque la recibamos no nos la creemos, como aquellos militares españoles que dudaban que los periódicos que el enemigo les estaba proporcionando, en los que se leía que la guerra había acabado, eran una trampa.

No aceptar las consecuencias de la globalización y el fin del nacionalismo es un ejemplo de pensamiento en modo "Los Últimos de Filipinas". Siempre existirán un grupo de "últimos", resistentes heróicos, ante cualquier idea, por muy arcaica o cuestionable que sea.

viernes, 5 de junio de 2020

El Horizonte

Mi padre es de una pequeña aldea de la serranía que se extiende al sur de la provincia de Albacete, montañas que marcan la frontera física con Andalucía.

De me pequeño, me cuenta, miraba el horizonte y se preguntaba que había más allá. Eran los años 40 del siglo XX, en la aldea no había suministro eléctrico, las mujeres lavaban la ropa en lavaderos junto al río, en la carretera que pasaba junto al pueblo los niños jugaban a fútbol, de vez en cuando tenían que parar para dejar pasar a los pocos coches o camiones que circulaban por ella. Había una escuela en la aldea, con un profesor para todos los niños, apenas les daba para aprender a leer y escribir.

Siempre he dicho que la infancia de mis padres se parece más a la de un niño de la Edad Media que a la mía. Y esta referencia tan cercana a una vida más simple creo que me ayuda a poner en entredicho algunas ideas. Por ejemplo, el nacionalismo.

Me imagino a una persona del siglo, por ejemplo, XVI, en esas mismas montañas. No sabe ni leer ni escribir, sabe de cosas como Flandes, América, Santander o Galicia, unos sitios más lejos que otros, pero no sabría ponerlos en un mapa porque no ha visto nunca un mapa, o si lo ha visto no sabe como interpretarlo. Esta persona ya tiene bastante con preocuparse de las cosechas y del estado de ánimo del señor que controla la región en la que vive.

¿Se siente esa persona "española"? O en otros lugares, ¿"francés", "portugués" o incluso "catalán"?

Yo creo que no. 

martes, 2 de junio de 2020

Qué hora es

Hasta finales del siglo XIX no se empezó a regular qué hora era en cada lugar. Hasta entonces la gente se regía por el sol, era muy caro tener un reloj y no había una necesidad de ser precisos. Sí, se podía tener el reloj del campanario, en algunos pueblos, pero se retrasaba y cada pueblo ponía la hora a ojo.
Pero llegaron los trenes, el telégrafo, el comercio marítimo se hizo más intenso, los relojes más precisos y económicos, y se impuso la necesidad de regular la hora oficial de cada país y cada lugar.
Hoy no es fácil concebir el día sin saber exactamente qué hora es. Te levantas, desayunas, vas al trabajo, al colegio, coges el autobús, el metro, quedas para comer, para cenar, vas a comprar… Todos hemos tomado como normal saber exactamente qué hora es, cuando es algo que sólo ha estado con nosotros menos de siglo y medio.

miércoles, 22 de abril de 2020

Crisis re-loaded

Las crisis se están cebando en todos nosotros. La financiera del 2008, de la que todavía sentimos sus efectos, la crisis ecológica sobrevolando como un buitre carroñero, ahora nos está pegando bien fuerte la del Covid’19…
Yo disfruté de un periodo de relativa calma, entre mediados de los 90 y finales de la primera década del siglo XXI, justo el periodo en el que me incorporaba al mercado de trabajo y mi percepción ha sido la de que la estabilidad es la norma. Pero no. Simplemente he sido un tipo, junto a todos los de mi generación, con suerte.
Lo más normal son las situaciones de crisis. Entre mediados de los 70 y principio de los 80 el sistema político en España se re-ajustó, con final feliz, al mismo tiempo que una crisis económica galopante re-dibujó la industria y el mercado de trabajo. Entre los 40 y los 60 hubo “estabilidad política”, pero estabilidad del estilo “por mis cojones”, gracias a los servicios de la dictadura franquista, al tiempo que la sociedad y la economía experimentó un cambio radical, del campo a la industria y la ciudad, una transformación que no somos capaces de aprehender en lo relativo a las tensiones que provocó.
Años antes, una terrible guerra fue el colofón de una república que no superó las tensiones sociales, económicas y políticas derivadas de la desigualdad y la pobreza.
Y así, paulatinamente, podríamos seguir hasta el momento en el que la falta de mamuts empujaba a la tribu a iniciar la búsqueda de mejores tierras para sobrevivir.
Las crisis son la norma.

martes, 21 de abril de 2020

Flotar por culpa de Netflix

Isaac Newton desarrolló varias de sus teorías y descubrimientos durante el confinamiento por peste bubónica en 1665. Dicen que Shakespeare escribió algunas de sus obras durante otra cuarentena por peste en 1606.
Seguramente no sufrían las distracciones de niños montando alboroto alrededor, y por supuesto no tenían las tentaciones de perder el tiempo navegando por las redes sociales o ver series en Netflix.
¿Existiría hoy una Teoría de la Gravedad si Isaac Newton hubiera tenido una suscripción a Netflix?
Quién sabe, a lo mejor estaríamos ahora flotando por nuestra habitación si el bueno de Isaac se hubiera enganchado durante su confinamiento a Breaking Bad o a Black Mirror.

miércoles, 15 de abril de 2020

Cloroformo para tontos

Dar a luz a un bebé es un acto increíble e increíblemente sádico. 
“Parirás con dolor” dice en algún lugar de la Biblia, uno de esos pasajes en los que se vincula una realidad aparentemente inamovible con la decisión impuesta por ese Creador supuestamente bondadoso, pero que le debió pillar un día tonto cuando impuso esa cruel condena a las mujeres.
Pero resulta que la cosa de la Ciencia nos viene durante el siglo XIX con adelantos varios, alguno de ellos permite reducir los niveles de dolor durante el parto. La reina Victoria de Inglaterra, sin ir más lejos tuvo sus dos últimos hijos (de nueve que tuvo) bajos los efectos del cloroformo.
A pesar de ser la mismísima reina, hubo quien se escandalizó por este sacrilegio, que contradecía directamente el dichoso pasaje de la Biblia. Es más, según alguno hasta se podía dar el caso de que las mujeres que estaban de parto bajo los efectos del cloroformo pudieran seducir a los médicos presentes, que se ponían muy tontorronas con el liquidito en cuestión…
Ya se ve que gente tonta, pero que muy tonta, ha existido siempre. 
Y lo que nos queda.

jueves, 9 de abril de 2020

Bases hipnóticas del psicoanálisis

Freud experimentó durante años con la hipnosis, una técnica novedosa allá por la segunda mitad del siglo XIX. Al final la abandonó, frustrado porque no podía hipnotizar a todo el mundo, y porque pensó que en realidad el truco estaba en dejar hablar al paciente para que afloraran sus pensamientos subconscientes. También se centró en desentrañar los sueños, ya que pensaba que eran manifestaciones de la parte más oculta de las mentes de sus pacientes.
Así que desarrollo su propia técnica, lo que acabó llamando “psicoanálisis”. La estereotipada imagen del psicólogo sentado tras un paciente recostado en un sofá es una reminiscencia de los métodos que se utilizaban entonces para hipnotizar a la gente.
Hoy en día la hipnosis es más conocida por sus apariciones televisivas que por sus aplicaciones científicas y el psicoanálisis ha evolucionado hasta convertirse en una herramienta fundamental de la psicología de hoy en día.
Un ejemplo más de como experimentar y fallar con algo es una fase necesaria en el desarrollo de ideas nuevas.

domingo, 5 de abril de 2020

De Narices y Genitales

Wilhelm Fliess fue un otorrinolaringólogo amigo de Sigmund Freud que defendía la pintoresca idea de que hay una conexión entre la nariz y los genitales de las personas, y proponía incluso operaciones nasales para arreglar temas sexuales.
También desarrolló una teoría “bio-numérica“ y calculó que su amigo Sigmund moriría en 1904 a los 51 años. Falló por mas de tres décadas, Freud murió en 1939 a los 84, mientras el imaginativo de Wilhelm murió más de diez años antes.
Sus ideas cayeron en el olvido, menos una, la de los Biorritmos. Todos hemos oído hablar de esto de los “biorritmos” y todavía hoy tiene cierto halo de científicos, pero la realidad que este concepto no ha pasado el filtro de la ciencia, los diversos análisis realizados muestran que no tiene más poder predictivo que el puede atribuirse al propio azar. 
Así que Wilhelm no dio ni una a derechas, podría pensarse, pero hay que reconocerle su creatividad y su capacidad de aparecer, 100 años después, en las Wikipedias y en este blog.

jueves, 26 de marzo de 2020

Colapso por estornudo

Ayer no pude evitar la tentación de retomar el libro de Jared Diamond, “Colapso”, que cuenta como diferentes civilizaciones, tras un tiempo de esplendor, se hundieron y prácticamente desparecieron. Mayas, Isla de Pascua, los noruegos que colonizaron Groenlandia… Las razones para estos colapsos, concluye Jared Diamond, están relacionadas con el abuso de los recursos naturales de la región en la que viven, vinculada a la sobrepoblación derivada de su propio éxito como sociedades.
Tengo que revisar el libro, pero creo que en la lista de razones no incluye la expansión de enfermedades como factor que contribuye al colapso de una civilización, punto que otros etnógrafos y arqueólogos destacan.
A la vista de los acontecimientos actuales, definitivamente los virus y bacterias deberían estar en la lista de razones para un colapso.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Crisis histórica y mira en manos de quien estamos…

No es casualidad que algunos países tengan en estos momentos líderes del pelaje de Donald Trump, Boris Johnson y Pedro Sánchez. El mundo actual de Facebook, Tweeters y Tik Toks favorece que la política se convierta en un reality más, en un espectáculo que pide audiencia, likes y memes.
No es que los líderes de antes fueran mejores exactamente. Los anteriores eran la consecuencia de otras circunstancias, que giraban alrededor de las élites, las castas y la burocracia. Los de ahora son diferentes, con unos skills más adecuados para el mundo de las redes sociales en el que vivimos.
Y, fíjate tu, les ha tocado liderarnos en una época que tendrá su capítulo destacado en la Historia.
Manda huevos.

sábado, 7 de marzo de 2020

Cambios

Cuando era niño Internet no estaba en nuestras vidas, disponíamos de un par de cadenas de televisión, viajar al extranjero era la excentricidad de unos pocos, llamábamos por teléfonos atrapados en cables, comprar era un proceso que requería ir físicamente a los establecimientos, escuchábamos la música que nos empaquetaban las discográficas, si te preguntabas por algo lo buscabas en enciclopedias, jugábamos en la calle, no sabía lo que era un aguacate, comprar ropa era caro, para quedar con alguien lo planificabas con antelación y aparecías en un lugar con la expectativa de que esa personas iba a acudir a la cita…
Hoy veo a mis hijos jugando con videojuegos, navegando por internet, teniendo a su disposición tantos formas de entretenimiento y conocimiento, tengo la sensación de que su infancia es muy diferente a la que yo experimenté.
Pueden parecer cambios significativos si lo comparamos con el mundo en que están creciendo las nuevas generaciones. Pero la escala de este cambio es menor a la que experimentaron nuestros padres y abuelos.
Mis padres no tenían luz eléctrica en la casa en la que crecieron, lavaban la ropa a mano, no tenían televisión, los periódicos no llegaban al pueblo sino días más tarde (aun siendo niño yo el periódico llegaba a este pueblo un día a tarde). 2 de mis abuelos eran analfabetos, mis padres apenas aprendieron lo elemental en el corto periodo que estuvieron en la escuela…
Cuando te pones a comparar, la infancia de mis padres está más cerca de la de un niño de la Edad Media que de la mía. Y esto pone en perspectiva la diferencia de mi infancia con la de mis hijos. Desde este punto de vista, los cambios son relevantes, pero fueron más relevantes los de hace un par de generaciones.

viernes, 6 de marzo de 2020

La Teoría de las Cuerdas y el Sexo de los Ángeles

Un artículo sobre el libro “La naturaleza del tiempo”, del astrofísico Gustavo E. Romero, describe el sinsentido en que ha degenerado parte de la Física, desarrollando teorías que no tienen aplicación práctica, alejadas de la realidad, como las teorías de las cuerdas, y que ha falta de una realidad a la que asistes se inventan otras, desarrollando fábulas sobre multi-universos y realidades paralelas.
Es cierto que hay fases necesarias de especulación en la creación científica, el problema es pasarse de rosca. Este libro describe el círculo vicioso en que se ha convertido el circo universitario norteamericano, sediento de publicaciones que generen ingresos, primando la verborrea publicatoria frente al desarrollo de teorías apegadas a la realidad.
La situación en la que nos encontramos tiene sus parecidos a las discusiones teológicas de la Edad Media, cuando cosas como el Sexo de los ángeles, la naturaleza de la Inmaculada Concepción o la existencia o no de la divina Trinidad, no sólo ocupaba el tiempo de sesudos filósofos sino que se convertían en poderosas razones para empezar una guerra o ejecutar a tal o cual persona.
Las teorías de las cuerdas no van a degenerar en violencia, seguramente, pero sí que son una muestra de la capacidad de los seres humanos en perder el tiempo y centrarse en tonterías.